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Lógicas de uso de personas con discapacidad motora

“Elena se decide por un taxi; atraviesa el hall central de Plaza Constitución adivinando obstáculos. Como una nadadora obligada a mirar el fondo de una pileta, trata de respetar el andarivel que ella misma se traza, y avanza. Pero los demás no entienden de andariveles y se le cruzan, desde cualquier dirección (…) pares de pies unos junto a otros yendo y viniendo. Y Elena en el andarivel que sólo ella conoce y respeta” (Piñeiro, 2007).

Si las dificultades son al caminar buscará los recorridos más breves y siempre verificará dónde hay puntos de descanso o de apoyo. Tal vez requiera de líneas o superficies continuas. Ante una escalera, subirá por el lado que tenga pasamanos. Y de no haberlo se tomará de la pared o del brazo de alguien. Si le cuesta pasar de sentado a parado preferirá apoyos isquiáticos. Lo pensará muy bien antes de sentarse y se incorporará sólo cuando resulte imprescindible.
Si tiene debilidad muscular o imposibilidad de hacer esfuerzo físico, no podrá subir las escaleras, por lo que necesitará un ascensor que funcione. Las escaleras mecánicas podrían ser una alternativa, pero no la única.

Si utiliza silla de ruedas buscará una rampa de suave pendiente o un ascensor. Si la silla de ruedas es motorizada, podrá subir por pendientes más pronunciadas.
Para doblar, girar, dar media vuelta para regresar o aproximarse a un puesto de trabajo, necesitará de más espacio alrededor, lo que se pondrá en evidencia en lugares pequeños o donde los equipamientos dejen pasos muy estrechos.
Si no hubiere espacio para que la parte delantera de la silla pueda avanzar, no será posible una aproximación frontal. El extremo del apoya pies, y el calzado del usuario, marcan hasta dónde será necesario avanzar hacia adelante. El ancho entre los aros para impulsar la silla marca el espacio necesario a lo ancho. Y la altura desde las rodillas hasta el piso indica la altura necesaria.
No todas las acciones requieren de una aproximación frontal. Se pueden accionar teclas de luz o picaportes estando de costado (como al abonar el peaje en la autopista: de costado, por la ventanilla. ¡No sería posible por delante aunque se abriera el parabrisas!).
Le resultará muy difícil o imposible lidiar con cierra-puertas muy tensionados. La silla no avanzará si las manos no impulsan sus ruedas o accionan el  “joystick”.
Desde la silla de ruedas las visuales son más bajas. Todo queda más alto: el antepecho de la ventana, la mirilla de la puerta, el estante, la tecla de luz y el timbre. Con dificultades en la extensión de los brazos el alcance es menor aún.

Si tiene dificultades con la motricidad fina es importante la ubicación y el diseño de los elementos para su manipulación. Seguramente usará aquellos que pueda asir con facilidad y que no requieran de una afinada precisión para su uso. A veces no es necesario el uso de elementos especiales: un lápiz puede ser el puntero para accionar un teclado.

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