Inicio > Recursos ... > Soluciones que socializan
Carla regresó de sus vacaciones de verano. Notó que habían reemplazado los escritorios; sus formas eran diferentes y el espacio entre un puesto y otro era más reducido. Habían cambiado las computadoras por unas más modernas, los monitores eran LCD, las CPU estaban en un carrito debajo y no había bandeja para el teclado. Todos estaban contentos. Menos Carla.
Según la discapacidad, es vital que el escenario que se transita y usa cotidianamente no varíe. Las soluciones arquitectónicas, tecnológicas, el diseño de los espacios y, en algunos casos, la asistencia humana son recursos compensatorios para las personas con discapacidad. Brindan la posibilidad de comunicarse, moverse, y realizar múltiples actividades. Muchas veces, más que incorporar nuevos recursos, importa tener una mirada creativa y combinar los elementos existentes siguiendo una lógica de uso específica.
Carla no pudo sentarse y comenzar a trabajar. No sabía cómo haría para levantarse después. Antes, el monitor y la CPU sobre el escritorio le servían para levantarse. Carla tiene poca fuerza muscular y el teclado sobre la mesa la cansa mucho. Su silla anterior tenía un apoyabrazos más abierto que le permitía aproximarse por debajo de la bandeja del teclado y sentarse más alta. Ahora el escritorio no está amurado a la pared y se mueve apenas intenta apoyarse.
No había indicio físico de que ese puesto era ocupado por una persona con movilidad reducida.
Cuando un espacio de trabajo responde a criterios de inclusión social, los recursos compensatorios pasan desapercibidos y no hay que incorporar elementos especiales. Tampoco hace falta un asistente personal para cuando se cae un lápiz al suelo, si un compañero lo puede levantar.
Pero las soluciones deben ser confiables: generar la certeza de que los recursos van a estar disponibles, que siempre van a funcionar eficazmente.
“Es necesario discernir entre dos tipos de soluciones (recursos) compensatorias: las que porta el propio individuo - ortesis, lentes, audífonos, sistemas computarizados de comunicación escrita, sillas de ruedas - y las ayudas que forman parte del diseño arquitectónico. Estas últimas son las que permanecen, las que pueden ser compartidas por todos, las que, al igual que los edificios, tienen raíces: espacios y circulaciones amplias, texturas diferenciales, rampas, ascensores, pasamanos, agarraderas, aros magnéticos. Son soluciones que se socializan.
Ambos tipos de soluciones propician una optimización de los recursos propios.
Sin embargo, mientras los elementos de ayuda personales ponen el acento en el individuo, las soluciones compensatorias arquitectónicas introducen cambios en las conductas del grupo humano que las habita y utiliza”. (Coriat, 2002)
La accesibilidad física y tecnológica presentes en un espacio de trabajo inclusivo propicia conductas grupales solidarias, condición básica para la implementación de la asistencia grupal.
“El medio (físico y tecnológico) puede hacerse accesible hasta un punto. De allí en adelante, las personas con discapacidad necesitamos disponer de otro tipo de recursos. Desde una concepción de diversidad, la accesibilidad física es la primera instancia en la generación de condiciones autónomas. Esta se complementa con otros recursos tales como ayudas técnicas que parten de cómo yo diseño mi vida de acuerdo con mis propios deseos e intereses. La asistencia personal debería ser requerida sólo cuando se hayan superado todas las instancias anteriores”. (Facundo Chávez Penillas, usuario de silla de ruedas. Buenos Aires. Testimonio)