Inicio > Marcos Contextuales > Cómo gestar accesibilidad para la inclusión laboral
Los expertos en gestión laboral destacan como principio llevar acciones de conjunto. “Las prácticas de gestión de las discapacidades son más efectivas cuando se basan en una cooperación positiva entre autoridades gubernamentales, organizaciones de empleadores, representantes de trabajadores, organizaciones de trabajadores y organizaciones de personas con discapacidades” (Oficina Internacional del Trabajo, 2001).
En Argentina, Fundación Rumbos destaca como estratégico para el desarrollo de accesibilidad en las ciudades el impulso a los Grupos de Gestión. Un ejemplo es la CAEB (Comisión Asesora Eliminación de Barreras Físicas, Ciudad de San Martín de los Andes, Argentina), conformada por iniciativa de un grupo de personas motivadas en llevar adelantes acciones a favor de enriquecer la ciudad con aportes en accesibilidad. Así surgieron campañas publicitarias promoviendo inclusión y obras en la vía pública, y las obras dieron lugar a nuevas campañas. La Secretaria de Turismo fue plataforma de diversas iniciativas: promocionó a la ciudad como destino turístico accesible, , exigiendo a los hoteles que dispusieran de un mínimo de plazas mediante la creación de un área de fiscalización y ofreciendo orientación respecto de cómo optimizar reformas.
Lo deseable de este modelo de gestión de la accesibilidad, es que las iniciativas nacen del “interés” de las partes y se construyen reuniendo fundamentalmente sus fortalezas y compensando sus debilidades. Y una de las partes interesadas son las personas con discapacidad, el corazón de estos grupos y protagonistas pro-activos de las decisiones.
Otro criterio estratégico en la implementación de la accesibilidad, es que no se incorpore de manera aislada sino transversalmente. Es así como iniciativas de accesibilidad en ámbitos laborales, pueden buscar sustento presupuestario en áreas o programas diversos.
Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina) se desarrolló en el año 2006 un Plan de Veredas que, por impulso de las organizaciones de personas con discapacidad, incluyó a la accesibilidad como uno de los principios que guiaban el diseño de esquinas y veredas. El plan abordaba de forma integral todos los temas relativos a la peatonalidad, entre ellos los derivados de la problemática específica de las personas con discapacidad, pero no eran los únicos.
Como contraejemplo, en un edificio donde funcionan dos organizaciones de derechos ciudadanos, el problema de accesibilidad pretende ser resuelto con el presupuesto asignado a programas. La entrada del edificio tiene una escalinata y la única alternativa es colocar una plataforma de elevación mecánica. Sería inadmisible que programas que brindan orientación sobre derechos ciudadanos dejaran afuera a personas con discapacidad porque no pueden físicamente ingresar al edificio. Sin embargo, para dichos programas, resulta desmesurado asumir la inversión de 10.000 dólares en una plataforma.
Abordándolo desde otro lugar: ¿Cuánto se invierte en el edificio por año en mantenimiento? Reparar tan solo las bisagras de la puerta de entrada en un edificio antiguo representa el 10 % del costo total de la plataforma. Hace aproximadamente 10 años que se manifestó el problema. ¿Cuánto representa el monto de la plataforma con relación a lo que ha sido el costo de mantenimiento integral? ¿Un 0,2%? De haberse actuado preventivamente, si se hubiera apartado un pequeño porcentaje de cada uno de los programas en estos últimos diez años, seguramente estaría resuelto.
En Cataluña, España, un 1% de todos los presupuestos que maneja el Ayuntamiento, por ley, está destinado a accesibilidad.