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Las potencialidades en la diversidad
Una vez evaluados los aspectos formativos, técnicos y psicológicos, las características que orientan la admisión son: potencial de autosuperación, entusiasmo, actitud proactiva; la certeza de que, con los apoyos necesarios, el postulante con discapacidad podrá responder a las exigencias laborales al mismo nivel que cualquier otro empleado.
La clave está en evaluar las aptitudes más que las limitaciones. La multiplicidad de habilidades que desarrolla cada individuo con discapacidad, sumado a los recursos tecnológicos compensatorios, otorgan una diversidad tal a sus “maneras de hacer” que conviene tener una actitud abierta, escuchar, observar y preguntar, sin prejuzgar qué tarea podría o no efectivamente realizar.
“Potencialmente, cualquier tarea es plausible de ser llevada a cabo por personas que tengan algún tipo de limitación” (Rafael Carchak Canes, ex Gerente General de Eveready Argentina, Especialista en Recursos Humanos).
Para quien se postula, el conocer el sentido de la tarea y el objetivo perseguido le brinda la oportunidad de concebir una estrategia para desarrollarla con metodologías quizás diferentes de las habituales. Por ejemplo, una persona de baja talla a la que se le asigna una tarea en archivos, la resuelve con una escalera, que le resulta plenamente familiar para el alcance de elementos. Un ciego, habituado a los programas de lectura y al sistema Braille, puede simultáneamente hablar por teléfono, “leer” en su programa de lectura y tomar nota.
La empresa se asegura de brindar todos los apoyos necesarios, pero el nivel de exigencia es el mismo para todos.
Algunos rasgos funcionales de los empleados se ponen en juego prioritariamente para algunos tipos de actividades:
Sin embargo, para ambos casos, las limitaciones funcionales se relativizan con el entrenamiento y los recursos compensatorios con los que está familiarizado el futuro empleado:
El futuro empleado se reunirá con los técnicos pertinentes en el puesto de trabajo o lugar equivalente. Allí construirán conjuntamente las estrategias para lograr las condiciones de desarrollo de las tareas. Se trata de generar todas las interfases necesarias para asegurar que cada paso que conduce a la realización de la tarea pueda cumplirse. Se registrarán los programas de TIC a incorporar y las adecuaciones a realizar en las instalaciones.
Por ejemplo, cabría preguntarse en el caso de un usuario de silla de ruedas, ¿cómo se aproxima a su puesto? ¿Qué necesita? Todo esto deberá surgir en el diálogo con él, ante la visualización concreta de su futuro puesto de trabajo. Es posible que requiera de un espacio libre por debajo del plano horizontal, mayor que el diseñado originalmente, para dar lugar a la parte delantera de la silla de ruedas: más alto y más ancho; elevar el plano de apoyo y quizás correr o quitar la cajonera lateral, transformándola en carro rodante, de ubicación móvil; quizás el borde frontal recto del plano de apoyo pueda tornarse cóncavo posibilitando una mejor aproximación y mayor aprovechamiento de toda la superficie lateral, a ambos lados, con mejor alcance. Surgirán múltiples detalles: ubicación de tomas, encendido de la computadora, su accionamiento.
¿Quién evalúa cómo tienen que ser estas adecuaciones exactamente? ¿Quién las materializará?: ¿el equipo de mantenimiento de la empresa, un artesano externo, o los fabricantes originales? Las modalidades variarán, pero la presencia de alguien del staff interno será necesaria para evaluar y decidir acerca del presupuesto y para monitorear su concreción.
En la sucesión de acciones cotidianas, concebimos cada una como un eslabón de una cadena, sin el cual sería imposible llegar a cumplir con el cometido laboral. Registramos cada paso de las acciones pertinentes a la tarea específica; y también aquellas que las posibilitan: llegar al trabajo, ingresar, registrarse, trasladarse hasta el puesto de trabajo, aproximarse a él, y comenzar la tarea. Ampliamos la aplicación del concepto de interfase a cada una de estas instancias. Focalizamos en los desajustes entre el entorno físico y una acción pretendida. Por ejemplo, hay una intención (voluntad de llegar al rellano del ascensor), un entorno físico y los dispositivos habituales para alcanzar dicho objetivo (un solado liso, espacios amplios, señalizaciones que conducen al rellano). Pero si se trata de una persona ciega, la señalética gráfica no es detectada y ni la amplitud de los espacios ni la regularidad del solado brindan pistas de orientación. Faltan los dispositivos necesarios para transformar su intención de llegar al rellano en acción eficaz. El éxito del desempeño laboral estará signado por la resolución satisfactoria de múltiples pequeñas acciones, que comienzan mucho antes del inicio de la tarea, la incluyen y culminan mucho después. En estas acciones se pone en juego la conformación física del espacio, de los equipamientos, de dispositivos de señalización y de accionamiento.
¿Cómo detectar cada eslabón? Ante cada testimonio, enriquecer la hipótesis abierta de comportamiento según las diferentes lógicas de comportamiento y uso del espacio. La entrevista inicial de la persona con discapacidad brindó una idea general. Ahora se trata de focalizar cada requerimiento. Nuevamente escuchar, observar y preguntar: ¿Cómo hace para… (darse cuenta donde está la entrada, abrir la puerta, incorporarse, lavarse las manos…)? Recorrer juntos los espacios físicos, ingresar en laS lógica de comunicación, de orientación, de movilidad, de comprensión. Construir cada eslabón de la secuencia que conduce al puesto de trabajo. Y ya en él, cada paso de la tarea.
“Las personas que son sordas profundas no comprenderán un 100% de una comunicación oral si no se apoyan también en recursos visuales y las personas que nacieron sordas requerirán de apoyo en la lengua de señas durante la entrevista de trabajo, la preparación para el trabajo y después durante reuniones grupales de trabajo. También requerirán, en caso que no haya intérprete, de instrucciones por escrito o bien señalizaciones y ejemplos visuales de las instrucciones (en caso que no maneje un nivel adecuado de lectura en el lenguaje de la mayoría) y permitir que la propia persona sorda les enseñe lengua de señas, para mejorar las comunicaciones”
(Pamela Molina, Programa Inclusión Social y Laboral, Trust for the Americas).